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Las claves del éxito del Mundial: el doble de federadas en una década y al fin profesionales

Roter.Teufel

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Las claves del éxito del Mundial: el doble de federadas en una década y al fin profesionales

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Más de 88.000 jugadoras compiten en España con licencia, cifra que aumentará tras el torneo. "Todos nos veremos beneficiados". Los ingresos de la Liga F, asignatura pendiente

El fútbol femenino español tendrá este domingo en el Accor Stadium de Sídney la oportunidad de hacer historia. En su tercera participación en un Mundial, las jugadoras tendrán en sus botas la posibilidad de ser campeonas y sentir que, en los últimos ocho años, se han derribado barreras que les permiten cumplir sueños sin límites. La explosión de fútbol femenino ha sido meteórica y ha acelerado procesos que otros deportes pelean durante décadas. Sin embargo, existe un temor: cómo manejar el éxito para que el fruto de este Mundial aporte la sostenibilidad suficiente para que la recién nacida Liga F y la profesionalización se consoliden.

Que la mujer se sumó hace años a este deporte es una evidencia en las gradas, en el césped desde la temporada 1988/89, la primera en que hubo campeonato, pero desde hace ocho años el interés por jugar se ha multiplicado. En 2014, un año antes de que España disputara su primer Mundial en Canadá, había 44.873 niñas y jóvenes federadas. En 2022, la cifra se dobló y alcanzó las 87.827. Aún así, mientras en los números totales de deportivas federados el fútbol es el rey, entre las mujeres es el cuarto por detrás del baloncesto, la montaña la escalada y el golf.

Triunfos en la cantera

La evidencia indica que la cantera crece y que los éxitos no cesan. Y es que España suma a las dos Champions conquistadas por el Barça en estos años de esplendor los triunfos en un Mundial sub'20 y cinco Eurocopas sub'19, a las que se unen otras cuatro sub'17 y dos Mundiales. Sin embargo, esos títulos no sostenían una competición fuerte, en la que no creían clubes como el Real Madrid, ni una condiciones laborales acordes de las jugadoras. En junio de 2021, el Consejo Superior de Deportes aprobó la profesionalización de la liga femenina de fútbol, que pasó a denominarse Liga F, organizada por un organismo independiente a la RFEF, integrado por los clubes y con capacidad de gestión. Se pisó el acelerador, no sin obstáculos.

«Se ha avanzado muy rápido, un salto de décadas en apenas dos años. Hace 10 te costaba vivir del fútbol», cuenta Andrea Esteban, ex jugadora internacional, campeona de Europa sub-17 y actual entrenadora del Deportivo Alavés en Primera RFEF. «Todos los éxitos de las categorías inferiores lo que hicieron fue mostrar que estábamos tocando la puerta de este deporte y que había una materia prima brutal. Sin ellos quizá no habría llegado la profesionalización», advierte sin dejar de reconocer que el «empoderamiento de la mujer en el deporte» es otra clave. «Se ha normalizado ver a mujeres jugando al fútbol y en eso este Mundial va a tener un mayor impacto porque las niñas ya tienen unos enormes referentes». Y también los niños, porque el España-Suecia de semifinales fue el partido de un Mundial femenino más visto, con una cuota de pantalla del 45,4% y picos de casi cuatro millones de espectadores. «Ahora tenemos que trabajar para que esto no sea una burbuja, que la gente que salga a la calla, ojalá, a celebrar el triunfo vaya después a los campos de la Liga F y se conviertan en seguidores del fútbol femenino. Ese es el reto», advierte la entrenadora.

"Ahora tienen un convenio"

Comparte también esta visión Pedro Malabia, director estratégico de la Liga F que lleva décadas ligado a la gestión en los despachos. «Seguro que ese logro de la selección va a tener efectos positivos en la Liga F, como los han tenido las Copa de Europa del Barça, los Balones de Oro de Alexia Putella o los llenos en el Wanda. No es casualidad que los cuatro semifinalistas (Australia, Inglaterra, España y Suecia) tengan competiciones profesionales. Todo el fútbol se va a ver beneficiado: organizadores, patrocinadores y aficionado y, por supuesto, también las jugadoras».

A ellas son a las que les ha cambiado la vida. «Han pasado de cotizar por horas y a hacer viajes eternos en autobús con un picnic escaso a tener un convenio donde se recoge no solo un salario mínimo, sino unos derechos sociales», recuerda Andrea Esteban.

Sin embargo, en eso hay mucho que avanzar. La mejora del convenio en el que las profesionales piden que se aumente hasta los 40.000 euros el salario mínimo en los próximos cinco años, o que lo clubes tengan guarderías, becas para estudios y estructuras médicas completas, está en negociación y las posturas son distantes.

20 millones de presupuesto

La profesionalización ha sido tan rápida que arrastra disfunciones. Los clubes -casi todos enmarcados en estructuras del masculino pero con presupuestos propios- siguen soportando pérdidas tras años de inversión sin retorno. «Con la creación de la Liga F hemos dado un salto en la gobernanza y la gestión y el sector ha respondido, pero hay que tener sentido común y recordar de dónde venimos. Hay que tener paciencia y no correr», recuerda Malabia.

El Mundial supondrá un extra de visibilidad que aún no se ha reflejado en los ingresos. La Liga F maneja un presupuesto en torno a los 20 millones, 12 de los cuales los aporta DAZN y otros ocho LaLiga por los activos comerciales que les ayuda a comercializar, además de una aportación del Gobierno que va destinada únicamente a infraestructuras.

Conflictos pendientes

Además, soporta el lastre de un conflicto con la RFEF, reacia a perder el control de la primera categoría femenina. La temporada pasada, la primera profesionalizada, la tensión hizo que a pocas semanas del comienzo no hubiera calendario, sin saber el cupo de extracomunitarias que podían tener, sin televisión y hasta con las árbitras amenazando con huelga. El acuerdo llegó, pero la RFEF les subió a los clubes el precio del arbitraje, al profesionalizarlo también, de 700.000 euros a 3,5 millones, las inscripciones federativas y hasta las sanciones por amarillas y rojas, que pasaron de 3.920 euros a 220.000. Con estas cantidades, la Liga F abona el 32,6% de sus ingresos a la Federación Española.

Pero ha sido el CSD quien ha colocado a los clubes femeninos en una situación aún más difícil, según la patronal, al obligarles a destinar el 20% de sus ingresos comerciales a la RFEF como fondo de solidaridad con el fútbol base femenino, que sigue bajo el paraguas de Luis Rubiales. «Nos parece desproporcionado, porque en el masculino se fijó por Real Decreto en los Pactos de Viana que sería es el 2% de los derechos de televisión. Para nosotros darle 1,6 millones a una federación que ingresa más de 400... no nos parece que sea el momento de ser solidarios», dice.

Todos estos conflictos latentes quedarán eclipsados durante unas horas para ver si las jugadoras de Jorge Vilda son capaces de hacer historia, ganar y dar un impulso tan inesperado como importante para consolidar el fútbol femenino en España.


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